Victorias y derrotas.

Todos conocemos el sabor de la derrota. Es agridulce, y se los puedo asegurar pese a que en esta foto soy yo quien celebra la victoria, y lo hago porque al igual que muchos, es fácil interpretar la victoria como un hecho que pasa desapercibido al esfuerzo. Cuando perdemos es común escuchar frases como “y tanto que se esforzó” pero cuando ganamos las celebraciones se adueñan de la reflexión, estamos en la izquierda porque en otras ocasiones estuvimos a la derecha.

Muchos creen que las cosas pasan sólo por algo, una especie de interpretación del destino con el que no me veo muy identificado, quizá sea porque no comprendo el destino, pero como deportista uno no puede creer que todo está definido, limitado a un solo final. Uno debe adueñarse de la situación, sudar y aprender, sudar y soportar, sudar y levantarse, uno debe recordar tanto como puede del fracaso, para rasguñar la victoria, como deportista uno debe adueñarse de las cosas, para que pasen por un solo tipo de algo “el esfuerzo”.

Mucho nos han dicho que la disciplina superará el talento, y lo creo, por esta ruta he visto a muchos talentosos que confían demasiado en sus habilidades, y se relajan, tomando el asunto con mucha confianza; y a otros, esforzarse cada día por ser mejores, entrenando, y entrenando, enfrentándose a retos cada vez más grandes y salir victoriosos pese a las dudas. Hoy yo soy el victorioso y no dudo tanto de mi talento como de mi disciplina, pues quien tiene espacio para la duda tiene la pelea perdida antes de comenzar.

Hoy me celebro como quien ha llegado a una cima, reconociendo el camino y la dificultad de cada paso, manteniendo la vista arriba sin recordar la de abajo, ese sentimiento lo aprendí con el tiempo. En el deporte la disciplina y la perseverancia hacen la diferencia entre los que consiguen cosas y los que se rinden, hoy hago un trato conmigo mismo, para siempre recordar el sabor de la victoria, sin olvidar el dolor del fracaso, pues creo firmemente que el equilibrio entre ambas me permitirá seguir creciendo y superarme, un golpe a la vez, un día a la vez.