Buscando la paz y encontrando caídas

 buscando la paz y encontrando caídas 



Es 2020, ya estamos en pandemia, semáforo rojo, es verano y no hay muchas opciones.

Estoy aburrido. Había pasado de vivir fuera, lejos de casa (como siempre ha sido la meta), ser un estudiante regular, intentar ser independiente, hasta optimista yo creo, a solo estar de nuevo en ese lugar. La misma habitación, pensamientos y hasta hábitos que se habían quedado guardados detrás de esa puerta. 
Mas bien ya era una bodega, las cosas que no se utilizaban dentro de esa casa iban directo a donde alguna vez fue mi fuerte. Y no me quejo, yo hice lo mismo cuando mi hermana se fue, alimentaba esa habitación de cosas innecesarias que ya no les encontraba algún uso o simplemente ya no cabían en mi cuarto. En fin, comencé a limpiar hasta dejarlo algo decente con la esperanza de no estar en el tanto tiempo.



Extrañaba a mis amigos, realmente nunca me despedí, solo fue un día tan normal como para decir "Nos vemos el lunes" y ese lunes nunca sucedió.

Entre las clases virtuales y la poca atención que les ponía trataba de imaginar que era lo que seguía para mi, ¿realmente voy a quedarme encerrado aquí? no me gustaba este entorno y aunque tenia mas de cerca a las personas mas importantes en mi vida para mi, ya no era lo mismo, no desde ya mucho tiempo. 

Empece a recordar que era lo que realmente me sacaba de aquí, lo que en algún momento de mi vida tome por días, semanas, meses, años quizá y no lo solté. Eso me llevo a algunas cosas que mas adelante usare en otras entradas, es un cartucho que todavía no quiero quemar, así que en esta ocasión ( o en esta entrada) nos quedaremos con la bicla de montaña. 
Es aquí donde vienen las caídas.

Pues solo recuerdo haber cerrado la lap y escuchar como se detenía la clase, mientras bajaba las escaleras que dan a un cuarto que esta a un lado del garaje. Ahí estaba, como si la hubiera rescatado de no respirar entre tantas cosas y con dos llantas ponchadas.
Se rescato, se le ajustaron los frenos, engraso la cadena, cambio asiento, papos nuevos y una lampara nueva del lado derecho del manubrio por si me pierdo en la noche.

El plan era perfecto y salió perfecto, sin contar las caídas en todas las pendientes que atravesaba la ruta, pero creo que eso realmente era lo divertido, y no hablo del dolor, tampoco estamos tan mal de la cabeza, si no del pequeño miedo que se formaba antes de lanzarte sin conocer el camino. En estas rutas había de dos o aprendías a aterrizar en el suelo con las manos siempre al frente o aprendías a controlar la bici hasta donde te diera el camino. Yo aprendi las dos pero creo que traigo mas experiencia en el aterrizaje.



La verdad es que esa era la parte más divertida de toda la ruta, lo demás era un paseo, a veces con audífonos y música y a veces con el ruido de la naturaleza porque se me habían olvidado los audífonos.  Pero a pesar de ser solo un paseo, me hacia sentir bien, era solo agarrar un camino sin rumbo y encontrar hasta donde te llevaba, para ese momento recuerdo solo estar concentrado en el camino, en respirar, sobre todo en las subidas y en mirar los paisajes, que cada vez me parecían mucho mejor o solo era el echo de darle un sentido a lo que estaba haciendo.


Este es un video de alguien que posiblemente ya paso por muchas mas caídas que tu y yo juntos pero que manera de aprender de cada una para al final lograr esto.


Un sueño

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